Terra Chá: Donde la radio mantiene el pulso rural

VILLALBA (LUGO) — En el corazón de la comarca más extensa de Galicia, donde las tierras llanas dibujan un paisaje sin vértigo pero lleno de identidad, un grupo de apasionados de la radioafición mantiene viva una tradición que parece contradecir la prisa de los tiempos modernos.

La Sección de URE Terra Chá, presidida por José Franco Criado (EA1GJW), encuentra su cuartel general en un lugar tan sencillo como significativo: La Piedra 14, en Villalba. Allí, lejos del ruido urbano y de la cobertura 5G, la comunicación adquiere otro tono —más pausado, más humano— y la radioafición se convierte en una práctica de resistencia cultural.

La radio como arraigo

En Terra Chá, donde la dispersión poblacional complica muchas formas de vida comunitaria, la radioafición opera como una red invisible de pertenencia. Las ondas son, en muchos sentidos, las carreteras del siglo XXI para quienes no quieren ni pueden perder contacto con su entorno ni con el mundo.

Preservar la actividad radiofónica en esta región no es un gesto romántico, sino una forma deliberada de reforzar el tejido social. En un contexto de envejecimiento demográfico y desconexión digital, las emisoras, antenas y QSO representan una continuidad generacional, un puente entre lo analógico y lo digital.

Tecnología sin vanidad

Lejos del exhibicionismo tecnológico, los miembros de URE Terra Chá valoran la eficacia por encima del espectáculo. No necesitan grandes equipos para lograr lo esencial: que una voz en Villalba encuentre respuesta en cualquier punto del globo. Para ellos, el éter no es una nostalgia, sino una herramienta discreta y poderosa.

Y mientras en las ciudades se debate sobre inteligencia artificial y redes neuronales, aquí la prioridad es mantener encendida la chispa del contacto humano. Porque en un mundo cada vez más automatizado, hay algo profundamente subversivo en sentarse con calma, girar un dial, y decir simplemente:
“¿Me copias?”