ALCORCÓN (MADRID) — A primera vista, un local en la Calle Olímpico Fernández Ochoa podría parecer un enclave más en el paisaje urbano del suroeste madrileño. Pero detrás de su puerta, cada jueves y sábado no festivos, se despliega una historia de tecnología, comunidad y persistencia que ha mantenido a la Sección Local de URE Alcorcón no solo activa, sino a la vanguardia, durante casi medio siglo.
Fundada en 1977, URE Alcorcón no es simplemente un club de radioaficionados: es un ecosistema de aprendizaje, experimentación y mentoría, donde los nuevos entusiastas comparten mesa y frecuencia con veteranos experimentados. En un mundo obsesionado con la inmediatez, esta organización ha apostado, con sorprendente éxito, por el largo plazo.
45 años de señales y señales de futuro
En su haber, el club ha sido pionero en adoptar tecnologías que hoy resultan esenciales para el operador contemporáneo: desde RTTY y PSK en sus primeros días, hasta DMR, LoRa y APRS, su infraestructura refleja un compromiso firme con la evolución técnica. Esta orientación no es un accidente. Es producto de una estrategia deliberada por construir capital humano en torno a la radioafición.
El resultado ha sido doble: premios en concursos nacionales e internacionales y, quizás más importante aún, una cantera continua de operadores jóvenes formados desde cero.
Un nuevo espacio para una vieja pasión
Hoy, URE Alcorcón se enfrenta a su próximo gran proyecto: la revitalización de su nuevo local. Pero no se trata solo de renovar paredes o instalar repetidores. Es, sobre todo, una inversión en comunidad y en el porvenir de la radio. Diseñado como un centro de innovación y colaboración, el nuevo espacio busca integrar formación, convivencia y experimentación en un mismo entorno.
Se pretende así crear un lugar no solo para transmitir, sino para pensar, debatir y construir el futuro de la radioafición desde el suroeste de Madrid.
Persistencia en frecuencia
Lo que distingue a esta sección no es únicamente su veteranía ni su equipamiento técnico. Es su cultura organizativa basada en la transmisión intergeneracional del saber. En Alcorcón, cada QSO, cada antena ajustada, cada taller, es una piedra más en una arquitectura invisible que sostiene una red global de diálogo técnico y humano.
En tiempos donde el ruido digital amenaza con ahogar las voces auténticas, la radioafición, practicada con propósito y comunidad, se convierte en un acto de claridad. Y en este sentido, URE Alcorcón no solo transmite: resuena.
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