MÁLAGA — Bajo el murmullo incesante de la estación del Pérchel y el trajín de viajeros en el centro comercial Vialia, un grupo de operadores hace algo muy diferente: escucha. No a los trenes ni a las conversaciones urbanas, sino a los ecos lejanos que llegan por ondas de radio. Es en el Centro Ciudadano El Carmen, encima del histórico Mercado del Carmen, donde cada viernes se enciende el corazón de la Sección Local de la Unión de Radioaficionados Españoles en Málaga (EA7URM).
Presidida por Manuel Verde Salmerón (EA7TB), esta sección representa más que un colectivo técnico: es una comunidad de operadores que, entre soldaduras, antenas direccionales y llamadas CQ, han convertido la radioafición en una forma de vida. El local social, abierto al público los viernes de 18:00 a 20:30, es un raro bastión de continuidad analógica en un mundo volcado al streaming.
Ondas con historia
Málaga, por su enclave costero y perfil montañoso, ha sido desde siempre una ubicación estratégica para las telecomunicaciones. En las décadas previas a la irrupción digital, operadores desde Gibralfaro hasta la Axarquía tejieron una red invisible pero vital de comunicaciones entre embarcaciones, pueblos y aficiones. Hoy, esa red se perpetúa desde el indicativo EA7URM, con actividades regulares, expediciones y una web cuidadosamente mantenida: ea7urm.org.
En un gesto más propio de la vieja escuela que de la hipermodernidad de Málaga TechPark, la sección mantiene vivo el espíritu del contacto humano a través del código Morse, fonía y modos digitales. Sin algoritmos ni anuncios, aquí la señal viaja limpia, punto a punto, de estación a estación.
La señal del futuro
Lejos de anclarse en la nostalgia, EA7URM ha entendido que el porvenir de la radioafición pasa por la divulgación y la apertura. La accesibilidad de su sede —situada junto a nodos clave de transporte urbano como el metro y varias líneas de autobús— no es casual. Acercar la radio a nuevos públicos, formar a operadores noveles y mantener una infraestructura técnica solvente son compromisos reiterados en cada reunión.
En tiempos donde la conexión parece sinónimo de Wi-Fi, la Sección de Málaga recuerda que también se puede conectar con el mundo desde un transmisor de 100 vatios y una antena en la azotea. Para quien busque comunidad, conversación y continuidad, esta sede junto al Mercado del Carmen no solo ofrece una señal: ofrece propósito.
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