Al sur de la provincia de Alicante, donde el río Segura serpentea entre huertas fértiles y la historia late en cada piedra de Orihuela, existe una frecuencia que no se capta con antenas convencionales: la de la comunidad. Esa frecuencia, constante y silenciosa, la mantienen viva los operadores de la URE Sección Orihuela y de la Asociación de Radioaficionados Vega Baja (ARVB), con base en un lugar tan cotidiano como simbólico: la Cafetería Cocoa, en la calle Purísima, número 24, del vecino pueblo de Bigastro.
Bajo la presidencia de Evaristo Duréndez Rodríguez (EB5ILJ), esta sección no solo transmite señales, sino que construye comunidad a través del aire, mezclando técnica, compañerismo y servicio. Con licencia desde 1990, Evaristo ha armado una estación que es puro músculo y pasión: Kenwood TS2000, Yaesu FT-897D, amplificador de 400 W, antenas Yagi, Cushcraft D4, dipolos ajustados con precisión milimétrica y un rotor Yaesu G1000 que gira hacia donde le lleve la curiosidad.
Pero más allá de los equipos, lo que define a EA5URO es su capacidad de movilizar a la gente y dejar huella. La reciente actividad en la Isla del Carmen —una joya escondida del litoral mediterráneo— fue reconocida como portada de la revista URE en mayo, gracias a la fotografía de Víctor EB5FOJ y al esfuerzo colectivo de ambas asociaciones.
Esta no fue una simple “activación” radial. Fue un acto de afirmación: la radio sigue viva, útil, y profundamente conectada con el territorio. Ya sea desde un balcón con vista a la Vega Baja, o desde una isla rodeada de mar y silencio, las voces de Orihuela llegan lejos. Y cuando las bandas se abren, lo que viaja por ellas no son solo datos: es la identidad de una comarca que sabe cómo hacerse escuchar.
Porque en Vega Baja, la radioafición no es un eco del pasado. Es una herramienta del presente, y una promesa para el futuro.
Leave a comment
All comments are moderated before being published.
This site is protected by hCaptcha and the hCaptcha Privacy Policy and Terms of Service apply.