Costa Lucense: Cuando la radio sube montañas y enciende faros

Costa Lucense: Cuando la radio sube montañas y enciende faros

BURELA — En un litoral moldeado por la sal del Cantábrico y el susurro incesante del viento atlántico, los radioaficionados de la Sección de Costa Lucense han sabido convertir su pasión en un compromiso continuo con la comunicación, la geografía y la historia.

Desde su base en la Escuela Nacional Castelo de Cervo, en el municipio de Burela, el grupo —presidido por Javier Claro Andrade (EA1AAA)— lleva años combinando la técnica con la aventura. Cada antena desplegada y cada contacto registrado habla tanto de su afán por mantener viva la tradición radiofónica como de su profunda conexión con el territorio gallego.

Radiocomunicación con propósito

Lo que a primera vista puede parecer una afición técnica, aquí se transforma en una forma de documentar el paisaje y el patrimonio. Basta con repasar su historial reciente de actividades: la activación del vértice geodésico Chao Grande en Trabada (2008), el de Padornelo en Mondoñedo (2007), o la transmisión desde la ermita de San Gonzalo (2002). Cada salida es una simbiosis entre la radio y el entorno: una emisora que transmite desde faros, montes y ermitas, como si cada rincón gallego tuviera algo que decir al mundo.

En 2006, por ejemplo, el indicativo ED1IPA ondeó en las ondas desde el faro de Isla Pancha, iluminando el espacio radioeléctrico tanto como lo hace su linterna marítima. Actividades como esta demuestran que, para EA1AAA y su equipo, la radioafición no es un pasatiempo encerrado en el shack, sino una práctica itinerante, abierta, comprometida con el espacio público y la memoria local.

Comunidad sin cables

Aunque la infraestructura digital ha transformado la manera en que el mundo se comunica, en Costa Lucense la radio sigue ofreciendo algo que ni el 5G ni la fibra óptica garantizan: una comunidad verdaderamente voluntaria, movida por la curiosidad, la generosidad y la constancia. Las señales que emiten desde Burela no dependen de grandes servidores ni de suscripciones, sino de una ética silenciosa: compartir, conectar, aprender.

Su sitio web seccion.costalucense.ure.es es testigo de esta actividad incesante, donde cada indicativo cuenta una historia, cada QSL es una huella, y cada repetidor una promesa de continuidad.


 

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